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EL VERDADERO POSTMACHISMO

domingo 27 de diciembre de 2009

El verdadero postmachismo

 

El titular del Juzgado de Familia número 7 de Sevilla responde en este artículo a los colectivos feministas que le han acusado de ser portavoz de maltratadores
FRANCISCO SERRANO

Desde pequeño, mis padres -padre y madre naturalmente- me inculcaron, entre otros valores, el de procurar alejarme de la hipocresía. Por desgracia hoy vivimos en una sociedad alienada por una gran mentira de Estado, que constituye la más hipócrita contrarreacción a la cordura, la sensatez y el auténtico sentido de justicia e igualdad. Una reacción que ha terminado contaminando todas las instituciones y resortes de poder, y que, por decreto, bajo pena de garrote vil, nos induce a ser complacientes y dóciles con su doctrina.
Yo soy de los que mantiene que la igualdad y la libertad no se imponen, se conquistan. La libertad la ha conquistado la sociedad española, que se ha dotado de una democracia en la que todos gozamos de derechos y libertades; la igualdad entre hombres y mujeres ha sido conquista de estas últimas, por esfuerzo, tesón, sacrificio, mérito y demostración de capacidad, y ello indudablemente tras una historia marcada por la desigualdad.
La mujer moderna del siglo XXI, afortunadamente, no tiene nada que ver con el estereotipo de mujer florero, subsumida al varón de hace 40 años. Indudablemente, pueden persistir situaciones de discriminación, desigualdad y relación de poder, que hay que combatir y erradicar, pero resulta injusto, humillante y margina a esas mujeres que se han hecho a ellas mismas, que por el mero hecho de pertenecer al género femenino, deban de recibir una protección extraordinaria adicional, ser calificadas como víctimas por el mero hecho de ser mujeres y requerir de tutela institucional y normas de discriminación positiva. Con el franquismo existía otro tipo de machismo protector de la mujer, un ser humano inferior digno de protección social al ser susceptible de manipulación y engaño, de ahí que la mujer quedara amparada por la tutela marital.
La mujer, pues, será libre e igual cuando sepa reconocer que la peor rémora que le impide superar el techo de cristal para conseguir en igualdad el acceso a posiciones de dirección, decisión, responsabilidad y poder, lo constituye el nuevo postmachismo que lidera el movimiento feminista integrista y radical. Un movimiento que se fundamenta en una doctrina de pensamiento único, que no acepta y tolera debate sobre sus dogmas, una nueva ideología de género de corte totalitario y que trata por todos los medios de silenciar al disidente.
Todas las mujeres están en situación de discriminación y desigualdad con respecto al varón en la relación de pareja o expareja, y esa premisa, intocable, justifica la redacción de una norma, bienintencionada y necesaria por principios, pero perversa e injusta en sus resultados. Sería estúpido negar la existencia de mujeres que han sufrido y siguen sufriendo maltrato machista, pero la sociedad ya percibe que una injusticia no puede ser contrarrestada con otra injusticia.
Personalmente, llevo luchando en beneficio de las mujeres maltratadas que padecen miedo, humillación, vergüenza y auténtica desigualad y asimetría con  respecto al maltratador, que, muchas veces, no requiere de la agresión física para anularla como persona, desde mucho antes de la entrada en vigor de la Ley de Violencia, desde mucho antes de la aparición de los demagogos nombrados a dedo que hoy sostienen la bondad del instrumento legal por ellos ideado, sin fisuras, sin admisión de réplicas: según su plan estratégico ideológico, no existen denuncias injustas e infundadas, bajo la perspectiva del derecho penal de autor en que se basa la norma, y según el cual la gravedad del acto cometido no lo aporta el contenido del propio acto ilícito sino la pertenencia al género masculino.


No existen niños manipulados alienados y adiestrados en el odio hacia el otro progenitor, pues se consagra que ello es un invento de maltratadores. No existen denuncias radicalmente falsas de mujeres despechadas a quienes se les brinda apoyo institucional y marco legal para conseguir su propósito de venganza. No existen hombres injustamente detenidos, maltratados y a los que, muchas veces, sólo les queda la digna vía del suicidio…

Ya no es cuestión de datos estadísticos, que además sólo tienen capacidad de elaborar quienes con ellos pretenden sólo confirmar sus planteamientos ideológicos, unos datos que admiten distintas interpretaciones, unos datos que sería conveniente contrastar con la realidad de la calle, que ya ha empezado a reconfigurar su consciencia del problema. El debate social está abierto, sin que la nueva inquisición que ya controla el Legislativo, el Ejecutivo, y gran parte del Cuarto Poder mediático, pueda intentar aplastar por la fuerza a aquellos miembros del Poder Judicial cuyo único pecado es ser independientes e imparciales, negándose a estar contaminados por esa perniciosa ideología de género que tanto daño está haciendo a la mujer moderna y a las familias. Y sin que se pueda en estos tiempos cercenar la libertad de pensamiento, expresión y opinión, pues quien se atreve se convierte en maltratador. Siempre el mismo pobre discurso descalificador e infamante.

Resulta triste que un compañero juez me haya tenido que mandar, como muestra de ánimo y apoyo, la letra de una canción de Nacha Guevara que es un reto a las dictaduras y un canto a la libertad: Por el pájaro enjaulado/ por el pez en la pecera/ por mi amigo que está preso/ porque ha dicho lo que piensa…/ Yo te nombro Libertad. Esperemos, esperanza amarga que comparto con don Miguel de Unamuno, que la fuerza de la razón se imponga a la razón de la fuerza, y que políticos inteligentes y honestos perciban que esa necesidad de cambio y reforma que muchos proclamamos, como mayoría silente desde las catacumbas, al margen de ser una demanda a voces de lo socialmente correcto, puede sumar réditos electorales, pues las mayorías despiertas también votan y son las que pueden ayudar a ganar una elecciones.

Francisco Serrano es titular del Juzgado de Familia número 7 de Sevilla

 http://www.elmundo.es/   domingo 27/12/09

CUESTIÓN DE SEXO

martes, 07 de septiembre de 2010, 14:10

Cuestión de sexo

Ricardo Carreras

El régimen tenía una ideología sexista, reflejada en algunas leyes que discriminaban por razón de sexo. El mismo hecho era castigado de forma diferente si el autor era hombre o mujer.

Me refiero por ejemplo a la reforma franquista del código penal de 1944. Tras su entrada en vigor, se penaba en España la infidelidad de distinta manera en función del sexo. Esa ley discriminaba negativamente a las mujeres -además de considerar como delito la infidelidad, algo que pertenece al ámbito de lo privado.

Pero esa ley retrógrada fue justamente abolida en 1978.

Ya no nos afecta. Ahora me estoy refiriendo a la ley aprobada sesenta años después de la entrada en vigor de esa reforma sexista del código penal, en pleno siglo XXI: la ley integral contra la violencia de género.

Esta otra ley, hoy en vigor en España, también discrimina por cuestión de sexo. No es fruto del nacional-catolicismo, sino del hembrismo -feminismo radical o machismo inverso- que genera votos y sustituye en algunas mentes a las felizmente superadas ideas marxistas de la lucha de clases. Se trata de fomentar la guerra de los sexos. Por el mismo hecho, si eres hombre serás condenado más severamente que si eres mujer. Si has nacido varón, eres un agresivo maltratador en potencia. Además, los asesinados varones son casi invisibles. Si eres un hombre y tu pareja te mata, no saldrás en las estadísticas oficiales.

Habrá quien diga que la comparación es injusta. Tiene razón. En realidad, las leyes sexistas del franquismo mantenían la presunción de inocencia, tanto para mujeres como para hombres. Era preciso demostrar que los acusados eran culpables.

Por el contrario, la ley contra la violencia de género, invierte en gran medida la carga de la prueba -el onus probandi- . El varón acusado no parte de la premisa de su inocencia. Debe demostrarla. Parte como culpable.

Si eres varón y tu pareja o ex pareja dice, por ejemplo, que la has amenazado o insultado, deberás demostrar que no lo has hecho. Demostrar que algo no ha ocurrido. Prueba diabólica -’probatio diabolica’.

Si discriminar entre mujeres y hombres nos devuelve al franquismo de posguerra, cargarse la presunción de inocencia nos lleva a la era pre-romana del derecho penal.

Igual que los nacionalistas son insaciables y buscan siempre ir más allá, los hembristas -también hay hombres-, alcanzada la igualdad de derechos que propugnaba justamente el feminismo sensato, promueven la desigualdad jurídica, la revancha y el agravio. Un machismo inverso tan rechazable como el original, que pretende segregarnos en sexos opuestos. ¿Cuál será el siguiente avance?

Quien quiera conocer los detalles del desaguisado, que se lea el libro de Diego de Los Santos, cofundador del Partido Andalucista -nadie es perfecto- ex diputado, ex eurodiputado y ex adjunto al defensor del Pueblo Andaluz. Acaba de salir la segunda edición.

Debemos ’felicitar’ una vez más a nuestra casta política, que votó ese engendro de ley por unanimidad -sólo comprensible por la férrea disciplina de voto y los comportamientos borreguiles que conlleva.

Es hora de reformar esa ley injusta, anticonstitucional y antijurídica. Por principios, sin entrar a analizar sus -nefastos- resultados o consecuencias -inocentes estigmatizados que duermen en el calabozo o incluso que llegan a suicidarse, o su uso fraudulento para enviar los procesos civiles de divorcio a los juzgados especiales creados por ella.

En cualquier caso, el fin no justifica los medios. Ni las buenas intenciones -suponiendo que sea ese el motivo de la ley- pueden justificar un desatino de tamaño calibre.

¡¡¡¡NO!!!! A LAS FALSAS DENUNCIAS ¡¡¡¡NO!!! MÁS INOCENTES EN PRISIÓN

bibiana en jaen